El hombre de mis sueños, de Johanna Lindsey

El libro me ha cargado hasta el infinito. Entre que la traducción de RBA no puede ser peor y que no he llegado a conectar con los personajes, ha sido un suplicio poder terminarlo. Mira que la sinopsis prometía... A mí que me gusta mucho visualizar las novelas soñaba con un argumento de cine. Esperaba encontrarme dentro de una de esas viejas películas en blanco y negro de Cary Grant y Katherine Hepburn, donde las discusiones y los enredos dan paso a una bonita historia de amor... Desafortunadamente, la impresión que me he llevado no va por ese camino.

La irresistible Megan, que hasta tiene que hacerse la antipática para no robarle el pretendiente a su amiga, es un bellezón con mayúsculas. A papaíto el dinero le sobra pero le falta clase. Megan socialmente no está a la altura y sufre algún que otro desprecio por parte de sus vecinos. Es ahí cuando decide poner sus miras en el desconocido duque de Wrothston. Quiere enamorarle (por eso de que nadie se le resiste) y hacer un buen matrimonio que sea la envidia de la vecindad. Su ilusión es llegar a la iglesia a bordo de un fastuoso carruaje y que todos se pongan verdes de envidia...

Ambrose Devlin St. James, duque de Wrothston, necesita pasar una temporadita a la sombra y para ello, qué mejor que hacerse pasar por un criador de caballos y quedarse a vivir en los establos de Megan Penworthy.

Devlin y Megan, son como el aceite y el agua. Yo diría que Devlin es del tipo patán y Megan es la típica señorita que muchos humos pero pocos arrestos (por lo menos con su Devlin). A partir de aquí se suceden los malentendidos, las discusiones sin sentido y un atisbo de romance. Megan, está decidida a conquistar al duque (por eso de prosperar) pero mientras tanto, está embobada con su criador de caballos. La fijación que tiene por él, es la mar de ansiosa. Cuántos más desprecios le hace Devlin, más le adora. De vez en cuando se planta y sale a cabalgar para que se le pase el berrinche, pero a su vuelta volvemos a empezar. En cuánto a Devlin, entre lo que disfruta del engaño y de los "roces" con Megan se lo pasa divinamente.