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miércoles, 19 de abril de 2017

Ligar es como montar en bici, de Brandy Manhattan

Por los comentarios y las críticas sabía que me iba a encontrar con una novela divertida, pero la verdad es que es una novela original (por cómo está escrita), con una protagonista que está algo loca, bueno, bastante, con unas compañeras de piso muy diferentes y un vecino que está para chuparse los dedos, ains, quién no tuviera un Ashley así, con un montón de risas esperando a que las descubramos y con una historia de amor que vemos avanzar poco a poco y que está llena de momentos dulces, divertidos y con pasión para provocar un incendio.

Victoria llega a Londres dispuesta a empezar de cero. Su novio de más de diez años y que dependía económicamente de ella se estaba acostando con otra, además en el mismo día la despiden, o para mantener su orgullo, es una no renovación. Nada más llegar sus maletas van camino de Roma (lo que le pasa a esta protagonista con sus maletas no es normal, ya os lo digo yo) y sus pertenencias llegan un día antes de lo previsto. Y así es como conoce al buenorro de su vecino; mientras discutía en el portal con un montenegrino que se negaba a subir sus cosas.

Ashley, qué decir de este médico (algún defecto tenía que tener) que es comprensivo, cariñoso, paciente, educado, sexy, pero es gayyyyyyyyyyyyyyyy!!!! O eso piensa todo el mundo en el hospital en el que trabaja, incluidas las dos nuevas compañeras de piso de Victoria; Monique y Alberta. ¿de verdad os podéis imaginar cómo es la convivencia entre una alemana, una francesa y una española? ( y no es un chiste). Lo malo para Victoria es que Ashley no para de mandarle señales contradictorias, parece que la atracción es mutua pero Ashley es tan frustrante que una no sabe qué pensar. Hasta que Victoria y Ashley coinciden por casualidad en la terraza y a partir de ahí se inicia una costumbre que los irá acercando un poco más con cada conversación.

Es una novela llena de pequeños detalles que la convierten en un libro original; las frases de las camisetas han sido un puntazo, esos comentarios de Victoria mientras nos narraba su historia (ya decía que está bastante loca) y algunos de esos pie de página que abundan a lo largo de la novela. Lo cierto es que no me suelen entusiasmar demasiados pie de página en una novela, en muchas ocasiones aportan poco y hacen que pierda el ritmo de lectura, pero aquí eran casi un personaje más y con los que he aprendido (desconocía el síndrome de Guillain-Barré) y sobre todo me he reído.

Una de las cosas que más me ha gustado de la novela es que he sido capaz de imaginarme a su autora delante de mí, contándome su historia, gesticulando y sonriendo. Por poner algún pero y es simplemente un gusto personal, reconozco que a la novela le va perfectamente y no se abusa en exceso de ellas, mi pero (un pero pequeñito) son las escenas de cama, ¿vosotras conocisteis los dos rombos? ¿no? (bueno, lo cierto es que yo tampoco) A lo que iba, ¿dos rombos? Ni con cuatro se prepara una para toda la tensión que tenían acumulada Victoria y Ashley. Las escenas hot entre los dos son fuertes, muy fuertes pero como he dicho pegan con la personalidad de la protagonista. El epílogo se merece una mención especial, yo quiero un Ashley así en mi vida.

Resumiendo, que no os la perdáis porque es muy divertida y tiene unos protagonistas que parecen más unos colegas que unos personajes de ficción.

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