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miércoles, 4 de febrero de 2015

Blackmoore, de Julianne Donaldson

A sus diecisiete años, Kate Worthington es una chica soltera que vive en la Inglaterra de 1820 y a pesar de los planes de su madre, ella ha decidido que jamás se casará. Sin embargo, en el mundo en el que vive, la mayor parte de su vida no la decide ella y a pesar de todo, hay dos cosas que anhela más que nada en el mundo: visitar Blackmoore y viajar a la India con su tía Charlotte para dejar atrás un hogar y una familia que aborrece.

Sus vecinos y amigos, Henry y Sylvia, visitan todos los años durante un mes Blackmoore, la casa de la familia al norte de Inglaterra, situada entre los páramos y el borde del acantilado. Kate tiene la casa idealizada y a pesar de los muchos ruegos año tan tras año, no consigue que la señora Delafield la invite. Siendo adolescentes, Henry le hace la solemne promesa de que algún día la conocerá.

Ese día ha llegado y su intención es marcharse con su tía a la India una vez que finalice su estancia en Blackmoore, pero su pérfida madre tiene otros planes para ella y la obliga a pactar un trato vil: solo podrá realizar su viaje si antes rechaza tres proposiciones de matrimonio. Dispuesta a todo con tal de echar a volar y ser la dueña de su propia vida, Kate acepta, sin ser consciente de cuánto y lo que va a tener que hacer para conseguir lo que quiere en la vida.

Lograr tres propuestas de matrimonio en tan poco tiempo no es tan fácil y además su estancia en la antigua y señorial mansión tampoco está resultando ser lo que siempre soñó, así que no le queda más remedio que solicitar la ayuda de Henry, su querido y adorado amigo, aunque eso suponga hacer sufrir a sus jóvenes y enamorados corazones.

Tengo que decir que ya me pasó con Edenbrooke y con Blackmoore me ha pasado lo mismo: lo empecé y lo terminé en el mismo día, porque una vez que me sumergí en la envolvente y fantástica escritura de la autora, fui incapaz de dejar la novela hasta acabarla. Qué maravilla, qué bien escribe esta mujer. Qué manera de hacerte visualizar y sentir el entorno que describe. Creo que, independientemente de si te gustan o no las historias que cuenta, lejos de si es fiel al periodo de la Historia que retrata o de lo precisos o no que son sus estudios con respecto a los temas que toca, a Julianne Donaldson hay que concederle el mérito que tiene su cuidada y fluida escritura, así como la habilidad de narrar manteniendo constante la atención del lector.

No sé por qué, pero he leído toda la novela habiéndose formado en mi mente una imagen brumosa por la que ha transcurrido toda la historia de Kate y Henry. Supongo que será la pluma de la autora la que ha entresacado de mi memoria imágenes, no de los libros, sino de las películas en blanco y negro tales como Rebeca o Cumbres borrascosas. He intentado sacudírmelas y sustituirlas por lo que acontecía en la novela, pero esos escenarios nebulosos y oscuros decidieron quedarse ahí y ser el telón de fondo de Blackmoore. Así que siempre que recuerde este libro lo haré con un deje de melancolía y tristeza, a pesar de su, desde luego, final feliz.

Centrándome en la trama, contaré que la autora nos presenta una protagonista que sueña con volar y ser independiente. Ella ha tomado una decisión, quizá obligada por las circunstancias, sí, pero su disposición es firme, y todo su afán es poderla llevar a cabo. La novela está contada desde el punto de vista de ella, esto es, en primera persona, por lo que en determinados momentos incluso puede resultar un tanto agobiante su angustia y sentir equivocadas sus reacciones.

El protagonista masculino es absolutamente adorable. Punto. Es que no se puede decir más ni de otra manera: Henry es un auténtico amor. Pero claro, es que quien nos lo presenta es Kate y ella nos habla de él, de los años de su vida a su lado desde sus idolatrados y enamorados ojos.

La novela está contada intercalando diferentes escenas retrospectivas, por lo que tenemos la oportunidad de ver y sentir la historia de Kate y Henry de ayer y de hoy, con lo cual nos hacernos una composición de lugar con facilidad.

Algo que me ha entusiasmado, seguramente porque en mi «fondo de armario infantil de lectora» guardo muchos libros de misterio y aventuras, es toda la parte relativa a pasadizos secretos, playas nocturnas, habitaciones cerradas, corrientes de aire, fantasmas, leyendas, crujidos y sonidos de voces que no se sabe de dónde salen.

Tal vez lo que menos me ha gustado han sido los personajes «malos» quizá por lo exagerados que me han resultado. Esas familias de los protagonistas tan, tan excesivas, tan malas de novela, no han terminado de parecerme creíbles e incluso me ha parecido que desentonaban con lo impecable que es, en general, todo cuanto compone la historia.

El final, sobre todo por la cantidad de páginas que tiene la novela, me ha parecido un tanto precipitado o no muy bien requeteatado. A lo mejor la culpa es mía porque no he entendido la frase con la que dice... No, no voy a hacer spoiler porque además es que no es importante. Aunque es algo que me gustaría que me aclarara la autora. A lo mejor lo ha hecho a propósito para dejarlo a gusto del consumidor.

Cuando leí Edenbrooke, como me quedé con muchísimas ganas de leer más de la autora, me fui a ver qué se decía de este libro. En general las críticas eran excelentes, sin embargo, me llamó muchísimo la atención un comentario en el cual ponían a la autora caer de un burro porque por lo que se ve, en cuanto a la música de Mozart se refiere, no se había documentado. En fin, a mí no me ha llamado para nada la atención, quizá porque como soy profana en ese tema, no me he enterado de nada. Lo que sí sé es que a veces a las consumidoras de novela romántica «se nos va la pinza» intentando demostrar nuestra sapiencia en cosas que siendo secundarias o meros adornos en la historia, no sé yo si tienen tanta importancia.

Lo que me ha cabreado mucho, y lo digo así tal cual, es el examen al que nos somete la autora al final del libro. Eso de que nos plantee preguntas a modo de «comprensión lectora» como si estuviéramos en el cole... Me ha parecido un pelín presuntuosa la señora Donaldson.

Conclusión: desde mi humildísima opinión de lectora del género, amante de las palabras, de las historias contadas en primera persona con mimo y maestría, de las descripciones visuales y tangibles, de los míticos y oscuros escenarios y entornos, de las novelas de amor y de los dulces y emotivos finales felices creo que, en su conjunto, Backmoore contiene todo esto y por eso para mí es un libro precioso que ha conseguido incluso arrancarme un suspiro emocionado (esto es literal) cuando lo he terminado.


 

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