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Todos los libros de los que aquí hablamos han sido comprados y leídos en papel o ebook en español o en inglés. Este NO es un blog de descarga de libros. Las críticas y/o reseñas que aquí se pueden leer son opiniones personales, nada más, y no pretenden ser otra cosa. Reseñamos principalmente novelas románticas, pero también, de vez en cuando, damos nuestra opinión sobre novelas pertenecientes a otros géneros.



viernes, 9 de mayo de 2014

Estaré donde tú no estés - Javier Romero

Marta es una joven y prometedora diseñadora de vestidos de novia que pierde el control de su vida dos días antes de su boda.
Toni es un reputado publicista cuya relación de pareja va a dar un vuelco inesperado.
Entre viajes, pasarelas de moda y un sinfín de situaciones divertidas y alocadas, Marta y Toni tendrán la oportunidad de descubrir la verdad en un entorno plagado de mentiras, pero para ello deberán volver a creer que el amor es posible, incluso cuando te separa un mundo de la persona amada.

Últimamente, parece que hay un buen número de hombres que leen y escriben romántica. No sé si esto siempre ha sido así y ahora "salen del armario" o es que el género, con este boom que ha experimentado en los últimos años, interesa en todos los aspectos al llamado sexo fuerte. Lo cierto es que yo, que hasta ahora el único escritor de novela romántica que me gusta y me ha convencido es Leigh Greenwood, estaba como loca por leer a otro autor de este género y, muy especialmente, a uno que lo hiciera en español. Así que con mucha expectación e ilusión comencé esta novela.

Lo primero que me gustaría decir es que me enganchó desde el inicio del libro. Me gustó la idea desde la cual partía la novela. Me gustó también cómo estaba contada y la forma de escribir del autor: escribe realmente bien. Así que, entusiasmada con lo que había encontrado y con lo que imaginaba me esperaba por leer, continué la lectura. Cuando llevaba poco más de un tercio del libro, empezó a fallar, a decaer y a convertirse en una caricatura de la novela romántica. Voy a explicarlo:

El autor que, como ya he dicho, escribe muy bien, tiene, además, una historia muy buena entre manos. Sin embargo, no sé si por su poca experiencia con el género, por ser su primera novela, por la falta de lectura de muchos libros de novela romántica o por una mezcla de todo ello, se carga la historia por varias razones:

a) Por meter al típico secundario gay y darle un papel estelar que no sólo se come a los protagonistas, sino que resulta tan "prefabricado" para la ocasión, que pasa de ser un buen personaje a no ser creíble para nada y a no emocionar ni un poco.

b) Los hermanísimos de los protagonistas se "comen" también al héroe y a la heroína de la novela. Esta manía de algunas autoras de romántica en nuestra lengua de querer meter a toda costa una historia de amor secundaria, empieza a estar tan trillada que cansa; sobre todo cuando como en este caso, marcha paralela a la historia principal y llega un momento en el que las dos forman parte de la trama dándoles el mismo protagonismo. Me gustan las novelas donde hay una segunda historia de amor, pero cuando sorprenden y emocionan, no cuando es una pieza más a encajar en el puzle. La repetición de la palabra "hermanito", ha acabado por hartarme. La transformación de la hermana de la protagonista "gracias" a su condición de enamorada de un "hombre como dios manda" me ha resultado la mar de paternalista. 

c) Querer hacer gracia a la fuerza causa, al menos en mí, el efecto contrario. No existe ninguna necesidad ni razón por la cual, en la novela romántica, haya que hacer gracias porque sí. Meter personajes que hagan de bufones para buscar la risa fácil provocando situaciones jocosas, sólo consigue que el lector se sienta manejado o piense que el escritor le cree estúpido. Desde lejos se ve venir lo que el autor pretende con la escena. Además, no sólo no aporta risa, sino que no aporta nada a la historia. Hacer reír es más difícil que hacer llorar y querer forzar la risa es valorar muy poco la inteligencia del lector. Hacer un capítulo completo de gracietas es ya el colmo del despropósito.

d) Si malo es buscar la carcajada a toda costa, no digamos ya lo que cansa el poner a llorar a varios personajes de la novela, protagonista incluido. A mí eso de las lágrimas que les resbalan a todos a la mínima, me parece de un pusilánime que abruma. No me gustan los personajes blandengues. No es que no haya que llorar pero, caray, se llora por motivos profundos, no porque "ahora toca". Me fastidia mucho estar leyendo y sentir que el autor me quiere manejar y llevar de la nariz para que vea las cosas como él pretende. Las cosas se ven como el autor las escribe y para que el personaje se emocione y llore, para que yo me emocione y me crea las lágrimas, el autor tiene que recrear la escena y los sentimientos. Si no lo hace así, malamente me lo voy a creer por mucho que él lo diga y además es que me voy a enfadar.

e) Aunque la novela romántica recuerde o tenga algo de cuento infantil, sus lectores somos adultos, así que no hay ninguna necesidad de "casar a los siete enanitos". Con esto quiero decir que no es preciso buscar una historia a cada uno de los personajes secundarios y mucho menos rizando el rizo hasta límites irrisorios, increíbles y de parvulario.

Por otro lado, los protagonistas han de enamorarse, claro, por ello estamos hablando de novela romántica, pero lo principal en una novela de este género es VER cómo surge ese amor, cómo se desarrolla y cómo llega al final feliz. No vale con decir que se han enamorado, que se quieren y que no pueden vivir el uno sin el otro. En esta novela el "cómo surge" y el "cómo crece o se desarrolla" el amor falla, a mi modo de ver, de manera estrepitosa.

f) De verdad, de verdad que las lectoras de novela romántica, aunque adoramos a los héroes o secundarios de físico imponente, no somos tan vanas como para sólo fijarnos en eso y lo que en realidad nos importa es el interior de las personas. Por tanto, es absolutamente innecesario leer cientos de veces las palabras "hombretón" o "gigantón". Además, todas tenemos la suficiente memoria como para acordarnos de las características del muchacho sin que haya que repetírnoslo cada dos por tres.

Y podía seguir con algunas letras más del abecedario, pero tampoco es plan. Voy a resumir diciendo que este autor tiene potencial y una muy buena escritura, algo imprescindible para un escritor, pero le falta lectura de novela romántica, al menos de BUENA novela romántica. Está claro cuáles son las fuentes de las que ha bebido y esas no son, ni de lejos, las mejores opciones para saber cómo se escribe y de qué va este género, prueba de ello es esta primera novela que ha escrito. Si quiere hacerse un hueco entre las lectoras que fuimos, somos y seremos fans de este género literario cuando el boom pase, y llegar para quedarse, deberá empezar a leer otro tipo de libros románticos. Libros románticos, no sucedáneos.

 

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